Creo que en mi imaginario de embarazada solo existía la posibilidad de que el feto fuera una niña.
Cuando mi doctora del IVI me propuso realizar DGP a los embriones que habíamos obtenido en el ciclo de ovodonación estuve dudando seriamente: por un lado me tranquilizaba pensar que el embrión que me transfirieran fuera genéticamente sano. Por otro lado me daba miedo que lo manipularan al extirparle células y analizarlas, y al vitrificarlo y desvitrificarlo antes del transfer. Por este último motivo decidimos que no haríamos DGP.
Sin embargo después pensé que con el DGP habríamos sabido el sexo de los embriones y qué fácil hubiera sido elegir uno femenino.
(Luego he sabido por el foro de Ovonenas 2014 que no es posible seleccionar el sexo del embrión que uno quiera).